EL PEQUEÑO REBECO QUE ME ENCONTRÉ EN EL ORIENTAL

 

"La vida no es sino una continua sucesión 

de oportunidades para sobrevivir."

De "La mala hora", Gabriel García Márquez




Hacía mucho tiempo que no me acercaba al Macizo Oriental de los Picos de Europa, las previsiones para esos días no eran muy buenas y los días anteriores había estado nevando en altura pese a encontrarnos a finales del mes de Agosto, si de Agosto, la previsión era subir a cimas por encima de los dos mil metros pero hubo que desistir viendo la cantidad de nieve que se acumulaba en las cumbres. Así que la noche anterior en el albergue de Sotres decidimos realizar una ruta corta hasta donde nos dejase llegar la lluvia o la nieve y decidimos ascender tres cumbres: el Alto de Braniella, el Boru y el Cuetu Tejao.



Os extrañará no ver fotos de ese recorrido, no era mi intención narrar aquí una ruta de montaña, sino más bien explicar el entorno en el que nos movíamos en aquellos días por la montaña. Amaneció un día frío, la montaña devolvía a los valles el frescor que cargaba en sus cumbres con esa inusitada y temprana nevada. Después de un buen desayuno subimos hasta el Jito de Escarandi con las nubes como compañeras y un cielo que se intuía azul en algunos momento. El camino por pista asciende hasta el singular refugio de montaña del Casetón de Ándara, allí teníamos que haber pasado la noche que pasamos en Sotres, cuando renunciamos a acometer la subida a la Morra de Lechugales, el Jierru y el Valdominguero.



Os extrañará mi obcecación por continuar hablando de la ruta, cuando lo que veis en las fotografías son solo rebecos, continuaré, una vez abandonada la pista para acometer la subida al collado Fuente Soles, que bonito nombre y que vista tiene este collado, debajo nuestra Sotres y encima nuestra una inmensa nube que amenaza con bajar. Pronto comenzarían a aparecer los primeros rebecos, al fin diréis, al fina habla de rebecos. Hace ya muchos años tuve la oportunidad de ver inmensas manadas en este macizo, ahora hay muchos menos, pero hay y comienzan a aparecer.


Y no dejarán de hacerlo hasta los Llanos de Braniella, en ese lugar un 30 de Agosto del año 1.982 tuvo lugar un desgraciado accidente de helicóptero en el que fallecieron tres miembros de la Guardia Civil y una espeleòloga inglesa que previamente habían rescatado de una sima en Peña Castil cuando se dirigían a Cantabria, la niebla, la misma niebla que ahora comienza a entrarnos a nosotros. Pero un poco antes de que la niebla decidiese presentarse unos metros antes de ascender la cumbre del Alto de Braniella, apareció él, al principio solo vi un grupo de rebecos con una cría, la cría corría a la vez que el grupo de tres hembras, un poco más atrás vi una cosa negra moverse entre la vegetación y apareció ante mi vista, tan pequeño, tan bebe para esta época, el frío de estos días y noches no es una buena noticia para él que necesitaba sol para seguir, instantes después la niebla lo cubrió todo y nuestra ruta quedo detenida en esa montaña, regresamos desandando lo andado, de mi cabeza no se iba, y aún sigue en ella, esa figura negra, de ese pequeño rebeco. Nuestro camino nos devolvió a la pista y desde ella decidimos acercarnos al refugio para compartir, al bajar nuevamente pude volver a ver rebecos en estas montañas del Macizo Oriental de los Picos de Europa.


Comentarios

MoniRevuelta ha dicho que…
Que absoluta maravilla es leer tu blog. Venir aquí, es como ir allí. E ir allí, es lo mejor...lo mejor de la vida. Sin ninguna duda.
Un beso, Carlos (te siguen , estoy convencida de que te conocen, los reyes de la peña)
El tejón ha dicho que…
Precioso, Carlos, pero para manada la que vimos en el Tiatordos.
Produce mucha tristeza encontrarse con los restos de el desgraciado accidente del helicóptero.
Un abrazo.