PÍDEME
"Hay momentos en que toda la ansiedad y el esfuerzo acumulados se sosiegan en la infinita indolencia y reposo de la naturaleza."
Henry David Thoreau
Vio como aquella hoja iba cayendo lentamente del más alto de los árboles, percibió cada bamboleo en el aire de aquella pequeña hoja que descendía mecida por la suavidad del viento, sentado en la hierba observaba como la hoja descendía mientras un petirrojo se posaba sobre las tejas de la cabaña, él cada mañana le componía una nueva melodía y se la cantaba, mientras la hoja tocaba el suelo y yacía no muy lejos de su mano, alargó la mano y la cogió, sintió el suave tacto de su envés mientras pasaba sus dedos por los nervios que la recorrían, la miró y volvió a dejarla sobre el suelo, el petirrojo saltó hasta la ventana de madera envejecida, le gustaba aquella quietud adormecida, ese silencio apetecible que rompían el canto de aquel pájaro y las hojas al mecerse en la cuna de las ramas de sus árboles, el petirrojo alzó el vuelo y él se fue, se acercó a la piedra, la toco para sentirla, su nombre aún estaba escrito en aquella envejecida madera, pasó sus dedos por aquellas letras que imperturbables permanecían en el tiempo, se fue descendiendo por el camino a la vez que una lagrima también descendía por su cara.
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Besos
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