SRI LANKA (DE ELLA A BARUWALA)
La luna campea sobre los cielos de Yala cuando nos levantamos, toca madrugar y bastante para conocer y disfrutar de una de las joyas de esta isla: el Parque Nacional de Yala (Ruhuna). Disfrutamos de un amanecer espectacular mientras esperamos al ranger y al conductor que nos van a introducir en el parque, el control de entrada es muy rígido y hay que guardar turno para poder entrar en el parque. Ya a bordo del 4x4 en pocos minutos nuestro ranger comienza a mostrarnos las maravillas naturales de esta joya de Sri Lanka.
El Parque consta de cinco bloques de los que solamente son visitables dos, ocupa una superficie de 97.878 hectáreas y fue declarado Parque Nacional en el año 1.938. El Parque se vio afectado por el terrible tsunami el año 2.004, dentro del mismo fallecieron 250 personas en su inmensa mayoría rangers del parque. Nuestro guía muestra rápidamente su habilidad para observar a los animales va indicando al conductor donde detenerse, una manada de ciervos moteados de Sri Lanka pasta plácidamente en los bosques que bordean la carretera.
Si Sri Lanka en general es un destino ideal para un ornitólogo que se precie, en Yala la cercanía de las aves es inigualable, durante toda la ruta se muestran tranquilamente tanto en las ramas de los árboles como en los muchos lagos que tiene el parque.
También los cocodrilos descansan tranquilamente al sol de la mañana que pese a que lleva poco en el cielo ya calienta, su presencia es abundante y su observación también es fácil.
Los minutos van pasando rápidamente y nuestro guía sigue realizando el recorrido con bastante tranquilidad, ante nosotros se van mostrando, chacales (foto superior) gallos de Ceilán, uno de los pocos lugares del mundo donde todavía se puede observar a esta ave en estado salvaje y el tan abundante jabalí indio, algunos ejemplares se paseaban en el día de ayer tranquilamente cuando estábamos en la piscina del hotel.
También aves como la abubilla, especie que también tenemos en nuestro país, los búfalos de agua, como esta hembra que sale del spa de barro de primera hora de la mañana y los varanos, que campean por todos lados buscando comida.
El paseo es muy tranquilo hasta que nuestro guía recibe una llamada, comienza a gritarle al conductor y este acelera el 4x4 por pistas impracticables en las que vamos dando botes de un lado para otro, se gira hacía mi y me grita "leopard". Mi corazón late casi tan rápido como la velocidad que lleva el 4x4 y en este parque viven más de 30 ejemplares de una subespecie endémica de leopardo de Ceilán o de Sri Lanka (Panthera pardus kotiya), kotiya es el nombre que este animal tiene en singalés, un animal en peligro de extinción y que era uno de los motivos más importantes por los que yo estaba en esta isla. Y lo iba a ver!!!!!!
Nuestro ranger detiene el 4x4 en medio de la selva y nos muestra con su dedo indicando unas manchas en la vegetación, allí sobre el suelo parece que duerme, pero nos mira, casi se escucha su respiración, cierra y abre los ojos y durante un buen rato permanece quieto hasta que molesto tal vez por nuestra presencia se levanta y se va. No se cuanto tiempo transcurrió pero todo ese tiempo mi corazón latió acelaradamente, mucho.
Continuamos recorriendo esta maravilla de la naturaleza, por todos lados vemos pasar animales salvajes, bufalos, ciervos, monos, multitud de aves.... de nuevo suena el móvil del guía y de nuevo vuelve a gritar leopard, no puede ser ya era bastante con ver uno y vamos a ver un segundo ejemplar, somos muy afortunados.
Detiene el 4x4 delante de una enorme roca y sobre ella este fantástico animal, un ejemplar preciso que busca la sombra en esta cálida mañana, lentamente sus ojos se van cerrando hasta quedar completamente dormido, en este territorio es el rey y poco tiene que temer de los otros animales y descansará de la noche sobre esa roca.
Y allí lo dejamos, el ranger mira las fotografías de mi cámara mientras abandonamos el parque y me muestra las que tiene el en su móvil de otras visitas, algunas espectaculares de este asombroso animal del que hay más ejemplares en zoológicos que en libertad. Me siento muy afortunado, la naturaleza sigue siendo muy generosa conmigo, mucho.
Nos vamos de Yala, después de un buen desayuno en el hotel para recuperar fuerzas tras las cuatro horas sumergidos en la magia del Parque Nacional, nuestro destino es Baruwala a 170 kilómetros de distancia y hemos de realizar un par de paradas por el camino, una de ellas muy entrañable.
Nuestra primera parada nos lleva a la playa y ese Océano Indico que hoy esta revuelto, impresiona ver los destrozos que aún queda de aquellos terribles días del tsunami, nuestro guía nos dice que fue un día con suerte ya que ese día no había escuela y es que la mayoría de los niños se encontraban tierra adentro alejados de los colegios que en su inmensa mayoría se encuentran en la costa.
También nos detenemos en Weligama, las barcas se mecen plácidamente en las olas, la arena invita a pasear mientas contemplas a los pescadores, a las gente que se dirige a los barcos para comprar pescado, al hombre que rece en la playa....
Nos detenemos para la comida y como en todo este viaje la presencia de los perros, la mayoría de ellos caminan por carreteras, pueblos o templos sin dueños aparentemente, luego nos dirían que si tienen pero no los alimentan, apenas tienen para comer ellos como para dar de comer a los perros, este se quedo a mi lado mientras comíamos y el se llevo una generosa ración de mi comida...
Continuamos viaje para parar en una ciudad hermosa: Galle. La ciudad más importante de la costa sur, la ciudad es Patrimonio Mundial de la Unesco y fue una colonia holandesa, la ciudad nueva de Galle fue arrasada por el tsunami, no así las fortificaciones holandesas que resistieron en embate de la gran ola.
Y si en Yala vimos amanecer, aquí al lado del Indico veremos el atardecer, un espectáculo maravilloso desde las murallas holandesas de esta hermosa ciudad de Sri Lanka, la gente pasea por las murallas, eleva al viento las cometas o juega al fútbol dentro del recinto amurallado mientras el día se va por el Indico y llega la noche que hoy es tan especial en estas tierras.
Y cuando el último rayo de sol desciende nosotros nos vamos, aun queda un poco para llegara nuestro destino final: Baruwala. Y hasta allí nos lleva nuestro guía, bueno ya amigo, que se despide de nosotros recordándonos que el día de mañana también nos deparará muchas sorpresas, hoy ha sido un día muy largo y la luna llena ya cubre los cielos de esta isla.
Es la fiesta de la luna llena,el Poson Full Moon Poya Day (Fiesta nacional), en la que se conmemora la introducción del Budismo en Sri Lanka por Arahat Maha Mahinda (hijo de del Rey Asoka de India).
Desde la terraza de la habitación se escucha el embate de las olas contra la costa y los mantras budistas que lanzan los templos al aire, la noche es especial, tanto como lo fue el día, cierro los ojos y aún siento la presencia de ese magnifico animal que nos regaló su presencia en Yala. Mañana más!!!!
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Besos