EL TREPADOR AZUL Y SU MERECIDO PREMIO



Sitta europaea


El bosque nunca está en silencio para quien desea escuchar, tus propias pisadas suenan atronadoramente mientras caminas, el agua nos susurra desde los muchos manantiales que descienden a los arroyos, el viento silva deslizándose entre las ramas de los árboles, la abejas pasan zumbando buscando las últimas flores antes de la llegada del inverno y miles de murmullos nos llegan de los rincones más ocultos de los bosques, la tierra se agita a nuestro paso, al paso de los ciervos y los corzos, suena el alegre golpeteo de castañas y avellanas que se precipitan de las ramas hacía el suelo, a nuestro oídos llegan las alegres melodías de los simpáticos petirrojos y nuestra vista se desplaza de rama en rama para ir descubriendo un mundo sorprendente que no para, un pájaro de color azulado que no para, asciende rápidamente por los troncos de las hayas y castaños, cuelga boca abajo de las más altas ramas y cuando creemos que lo hemos perdido llega a nuestros oídos el sonido de un repiqueo, un acompasado golpeteo que se mezcla con el trinar de otros pájaros y allí sigue sobre un el viejo tronco de un árbol este pequeño pájaro de patas robustas, cabeza gruesa sin cuello y pico largo y fuerte que pica el tronco buscando una avellana que se ha quedado incrustado en una de sus rendijas, no tarda mucho en alcanzar su preciado trofeo y con el en el pico se aleja como ha llegado con su bello color azul grisáceo sobre las alas, el dorso, la cola y la cabeza y con ese tono débilmente anaranjado. Al poco el viento nos trae su rápido canto, el canto del trepador azul: chuic-chuic-chuic, choc-ro-ro-roc y el bosque vuelve a llenarse de sonidos. 







Comentarios

La Biosfera de Lola ha dicho que…
Hola Carlos, yo tengo varios de estos descarados comiendo mis avellanas y ni se preocupen por mi presencia, vaya que como se suele decir me toman por el pito del sereno. Un besin.