DE CAIN AL JULTAYU POR TREA
La niebla surca las montañas de los macizos Central y Occidental de los Picos de Europa cuando cojo agua en la fuente de Caín, justo debajo del monumento a ese gran montañero que fue el "Cainejo", Gregorío Pérez la primera persona que ascendió al Urriellu junto a Pedro Pidal el 5 de agosto del año 1.904. Hoy la ruta va a ser dura y exigente ya que subiremos por Trea hasta el refugio de la Vega de Ario y desde allí a la cima del Jultayu que no se deja ver desde Caín.
Dejamos Caín (435 m.) camino del Cares, la temprana hora hace que aún no tenga el ajetreo de gente al que se somete esta ruta durante el verano, ciento e incluso miles de personas lo recorren durante estos días, vamos solos, disfrutando del lujo de pisar el Cares sin gente.
Atravesamos los túneles y los puentes de los Rebecos y de Bolín, unos metros después de atravesar este puente a nuestra izquierda vemos el indicador (señal vertical) de la canal de Trea.
Ascendemos sin tregua y por fuertes rampas que en algunos momento obliga a echar mano, el peso de la mochila se hace notar en estos primeros metros en los que nos vamos elevando sobre la canal del Cares, aún desierta, un lujo ver desde aquí el tajo que separa los macizos Occidental por el que subimos y Central de los Picos de Europa.
La senda bien marcada, con jitos y marcas de pintura de momento es fácil de seguir, las encinas y los robles cuelgan literalmente hacía el abismo del Cares, así llegamos al bosque de Cabrerizas (780 m.).
El sendero no da tregua y en continua subida alcanzamos el único lugar donde podemos coger agua, el día esta gris, con bastante nube sobre nosotros y no hace mucho calor, aún así apetece remojarse y refrescar el agua en la fuente del Peyu o de Cuarroble donde alcanzamos los 880 metros de desnivel.
En este lugar hay que tener cuidado porque a nuestra izquierda sale un sendero que se dirige hacía el Collado del Torno, para continuar por Trea debemos de ascender por el derecha que se dirige hacía una paré (pequeña oquedad) conocida como Cuarroble.
Los descanso son necesarios, el peso elevado de la mochila para tantos días en la montaña, sumado al fuerte desnivel hace que sean necesarias las paradas y también el disfrute visual de lo que hemos subido, frente a nosotros la niebla nos tapa las cumbres y sobre nosotros juega con entrar y salir. Ya veremos.
Pronto la referencia será una morra con forma de monolito que tenemos que alcanzar y parece que se hace de rogar y rodear por nuestra derecha.
Las paradas para fotografiar también son una buena escusa para el descanso y es que la naturaleza no deja de sorprenderme siempre.
Seguimos ascendiendo siguiendo las marcas de pintura y los jitos ya que la niebla comienza a descender y curiosamente a la vez asciende por la canal, aunque no es muy cerrada hay que extremar las precauciones y ir asegurándose de que vamos por el camino correcto.
Entre ella surgen los primeros rebecos que se asoman a comprobar quienes son los locos que suben por el camino, ellos y nosotros nos quedamos mirándolos, yo me rezago y me quedo absorbido por este mundo maravilloso, su presencia es para mi un regalo y durante los próximos días será una constante su presencia en todas la rutas.
Finalizamos el ascenso por la canal, que no el de subida al refugio, por un camino bien marcado pero que se sume en un caos de jous (hoyos) que son una constante en los picos. La niebla va y viene y de repente desaparece, el sol hace acto de presencia y podemos contemplar y admirar la belleza de esta preciosidad que es la Vega de Ario.
Nos acercamos al refugio para dejar allí la mochila, tomar algo y ascender al Jultayu con una más pequeña. La niebla parece desaparecer y frente a nosotros surgen las montañas del Central con la cumbre más alta el Torrecerredo (2.648 m.) coronando este macizo.
Salimos del refugio por el mismo camino por el que hemos llegado de Trea, las nubes van muy rápidas y en pocos minutos nos envuelve la niebla, gracias a ella pillamos despistados a algunos rebecos que se quedan mirando asombrados como surgimos de la densa niebla, el camino está muy marcado y bien jitado, así que decidimos continuar.
Rápidamente nos aupamos sobre el hombro del Jultayu y sobre nosotros comenzamos a contemplar su crestería y un cielo azul impresionante, parece que despeja nuevamente y nos permitirá hacer cumbre sin complicaciones.
A pesar del desnivel y de la subida desde Caín vamos muy rápidos, al girarnos vemos bajo nosotros un inmenso mar de nubes, apenas sobresalen las cimas de algunas montañas en una inmensidad impresionante de nubes, somos afortunados, mucho.
Finalmente llegamos a su cima, rodeados de nubes por todas partes, un mojón de piedras sitúa su cima a 1.940 metros de altura, 1.505 metros por encima de Caín de donde hemos salido. Apetece quedarse en la cima, hemos llegado en una hora desde el refugio y la preciosidad que nos rodea es impresionante, lastima que no se pueda ver Caín, la canal del Cares está completamente cubierta de nubes, aunque si se ven las cumbres del Central.
Hay que bajar y volver a entrar en la niebla, siguiendo los jitos llegamos hasta un refugio casi invisible para nosotros, el ganado pasta tranquilamente en la vega y apetece llegar quitarse las botas, tomar algo, esperar la cena y descansar, mañana nos espera otra larga ruta en este Macizo Occidental de nuestros Picos de Europa.
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