LOS ULTIMOS DRAGONES
Ocho menos cuarto de la mañana, comienza a amanecer después de una noche (al fin) especialmente lluviosa, salgo de mi casa y el paraguas salta de excitación en mi mano después de tantos meses sin salir, inquieto casi se me abre ya en el portal y nada más atravesarlo es imposible contenerlo bajo la lluvia, cruzo la calle y sobre la acera contemplo algo amarillo y negro que avanza lentamente por la acera bajo la lluvia, hacía tiempo que no las veía, dejo a mi paraguas que disfrute de la lluvia y me dispongo a fotografiarla, mi cámara se ha quedado adormecida en su rincón favorito del armario y he de hacerlo con el móvil, quiero captar su caminar por la acera así que me extiendo cuan largo soy sobre el mojado suelo de la acera de enfrente de mi casa justo en el momento en el que algunos vecinos tan madrugadores como yo comienzan a levantar sus persianas, me siento observado, pero no importa allí estamos ella y yo, casi a la misma altura y con paciencia le hago unas cuantas fotografías a uno de los últimos dragones que nos quedan en nuestra ciudad...
Posdata.- Llegué a trabajar empapado y no solo por la lluvia, también llegue tarde, aunque con un justificante que me había extendido amablemente la salamandra. Disfrutar de cosas como esta merecen y mucho la pena, lo cual demuestra que no hay que ir muy lejos para disfrutar de la naturaleza, de esos instantes irrepetibles que nos regala, basta con mirar a nuestro alrededor y dejar que nos sorprenda... un pájaro, un árbol, una mariposa o una pequeña salamandra caminando por tu acera bajo la lluvia...
Y ahora voy a contaros algunas curiosidades de este bello anfibio, sobre mediados del mes de octubre los machos de salamandra corren (textual) detrás de las hembras para subirse a su dorso e inmovilizarla, seguidamente se colocan bajo ellas y comienzan a frotarse para depositar su espermatóforo en la cloaca de la hembra; esta retiene el esperma hasta que las condiciones son las adecuadas para ovular, su gestación puede llegar a durar hasta ocho meses. Los huevos se desarrollan dentro de su útero y luego pone las larvas en el agua (arroyos, fuentes, abrevaderos de ganado, etc), esto es lo que sucede con todas las subespecies de salamandra de la península Ibérica que son ovovivíparas. Las salamandras que viven en el norte son vivíparas, esto quiere decir que retienen en su interior los huevos y tras unos tres meses de gestación paren a sus crías, las cuales al nacer son réplicas exactas de los adultos. Las salamandras maduran entre los dos y tres años y pueden alcanzar perfectamente los veinte años de edad.
Las salamandras o sacaveras como las llamamos aquí en Asturias son unos anfibios con una injusta mala fama, sobre ella se ha dicho que es resistente al fuego, que es venenoso o un animal muy perjudicial y esta fama de dañino ha llegado hasta nuestros días; Cuenta de ella que su veneno tiene tanto poder puede matar de un mordisco y así nos ha llegado en muchos de nuestros dichos populares: "Mordedura de sacavera no espera misa entera" y "Si te muerde una sacavera, no le da tiempo al cura de encender una vela". Recuerdo que hace ya unos cuantos años en una ruta en la que yo iba de guía para un grupo pude comprobar que una de las personas que iba conmigo mataba todas las que se encontraba, al increparle por dicho motivo me respondió que que las mataba porque eran venenosas y si te mordían te podían matar. Cierto es que las salamandras tienen veneno, pero este cumple una misión defensiva, cuando se sienten atacadas liberan una toxina a través de la piel que es irritante en contacto con las mucosas y de desagradable sabor, lo que hace que el depredador huya. Si una persona las toca o la coge con las manos desnudas es recomendable lavarlas a continuación ya que si se las llevas a la boca, ojos o partes sensibles puede provocar irritación o inflamación pero jamás la muerte.
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Un abrazo Carlos