EL CORAZON DE UN ARBOL
Tac, tac, tac.... la negra noche que cubría aquellos valles se vio interrumpida por el martilleo constante de aquellos tac, tac, tac, que rompieron su silencio, aquellos tac, tac, tac que llegaban desde lo más alto y recorrían las praderas, los pueblos, cuentan que fueron muchas las luces que comenzaron a iluminar aquella negra noche y también que cientos de ojos fueron los que escudriñaron en vano rebuscando el porque de aquellos tac, tac, tac, aunque nadie podía ver nada, pero todos sentían que algo estaba pasando mientras seguían escuchando el inalcanzable repiqueteo de aquel tac, tac, tac. Las luces comenzaron a apagarse lentamente, a la vez que los adormecidos ojos se cerraban aquella negra noche cuando para muchos la sorpresa pasó a convertirse en normalidad; aún así, fueron muchos los que siguieron allí de pie mientras los ladridos de los perros intentaban silenciar aquel tac, tac, tac... y de repente cesó y de nuevo el silencio volvió a cubrir la oscuridad de aquel valle y aquellos que aún permanecían despiertos notaron en sus corazones que algo había pasado, casi al instante la lluvia comenzó a ahogar al silencio y con su repiqueteo consiguió adormecer a aquellos que aún no dormían, cuenta que al día siguiente muy temprano comenzó a correr por el valle la noticia, tan rápido como lo hacía el viento, más veloz que cualquiera de las muchas águilas que recorrían sus cielos, él árbol, su árbol, aquel árbol que guardaba su valle había sido talado, una sucesión de ayes, lamentos y lágrimas derramadas comenzaron a sobrevolar el valle y durante muchos días la angustia se quedó consumiendo sus corazones, alzaban las vista hacía la ladera y contemplaban los restos de aquel majestuoso árbol que reinó en sus valle, cuentan que un día uno de aquellos vecinos roto por el dolor dejó en aquel tronco mutilado para siempre su corazón.
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Besos.