BIARRITZ
Le Rocher de la Vierge, el Hotel du Palais, el Musée de la mer, el Puerto Viejo, el Casino, el Merché Les Halles, la Ville Natacha, la iglesia ortodoxa Rusa, la Église Sainte Eugénie, la Chapelle Impériale formaban parte de la larga lista de lugares que no me quería perder en mi visita más reciente a un Biarritz que conocí hace tiempo y al que volví, lugares históricos y de interés cultural, lugares que engalanan esta bella ciudad de la costa cantábrica francesa, pero no voy a hablaros de su historia, ni tampoco de quienes construyeron estos monumentos, os hablaré de mis sensaciones, conocí Biarritz en mi juventud, allí íbamos a la playa, a esa enorme playa, a la Grande Plage, que encontré diferente, tal vez por esa niebla que lo cubría todo y ese recuerdo de los días de sol, arena y tranquilidad, la niebla me acompañó en este recorrido por su litoral por ese precioso paseo que la recorre que va penetrando en sus islas, que se asoma a un Cantábrico embravecido para esta ocasión pero hermoso, asaltando con sus olas los pequeños de un puerto viejo que aguanta los envites de este mar al que se asoma la monumental ciudad de Biarritz, son muchos los lugares en ese precioso paseo marítimo desde los que poder disfrutar de su fuerza o de su tranquilidad y después a callejear por su calles, plazas, mercados y descubrir a una ciudad adormecida que parece haberse anclado en su gran época de esplendor, Biarritz.
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Besos
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