CONVERSACIONES CON UNA TAZA DE CAFÉ



Hace frío, el gélido viento de la mañana se cuela travieso por las rendijas que va encontrando entre la mucha ropa que llevo, rebuscando entre ella para encontrarse con mi piel, bufandas, pasamontañas, la gente camina agachada por la calle tratando de hacerse pequeñita ante tanto frío, me paro ante la puerta de un bar, me apetece saborear un café muy caliente. El bar esta casi vacío, el camarero parece no mirarme cuando entro, se me empañan los cristales de las gafas mientras me desprendo de guantes, gorro y tanta ropa, hace calor, me quito las gafas y sin verlo le pido un café, caliente caliente y solo, muy solo, tanto como lo estoy yo en esta mañana fría, casi gélida diria yo de enero, tarda, el camarero es lento, le miro mientras calienta la máquina, y le escucho mientras me habla del mucho frío que hace en la calle, el café comienza a salir humeante y se va depositando en la pequeña taza, me lo pone y al hacerlo derrama unas gotas sobre el platillo. Lo cojo y me siento en un solitaria mesa, mientras lo hago distraídamente miró a la televisión,  al posarlo comienzo a girar la cucharilla alrededor de la taza, me llega su olor, mi mente piensa en su sabor, y aprovecho para que mis frías manos se calientan en la taza, lo miro, levanto la vista cuando entra una mujer y de nuevo bajo la vista a la taza, giro la cucharilla y en la espuma me parece percibir una nube, vuelvo a darle vueltas, me detengo y aparece un gato, sigo girando la cucharilla sobre la espuma y comienzo a descubrir un increíble mundo imaginario, en ese momento alguien golpea la puerta sacándome de la humeante taza de café, al volver a mirarla contemplo lo que parece un un gato dormido en su espuma, giro y giro la cucharilla nuevamente y me vuelvo a perder en ella, levanto la vista, nadie parece mirarme, solo con un café solo en una solitaria mesa de un bar, me ordeno mentalmente tomarlo, se enfría, casi ya no noto su calor, pero me veo una vez más girando la cucharilla y contemplando como es ahora la espuma la que mira, un enorme ojo se dibuja en ella observándome, no puede ser me digo y comienzo a levantar la taza, del ojo sale lo que yo creo una lágrima y continuo alzando la taza en dirección a mi boca, de reojo veo salir un lágrima del ojo ya casi cuando mis labios comenzaban a saborear el frío café, no lo tomo, dejo la taza sobre la mesa, me levanto y comienzo a ponerme guantes, gorro, abrigo mientras pago el café y me dispongo a salir a la fría mañana de este día gélido de enero pero antes de irme al mirar a la espuma en la taza observo como el ojo me hace un guiño de complicidad.

Emilie-Claire Barlow ~ Someone to Watch Over Me

Comentarios

AtHeNeA ha dicho que…
Me gusta lo que cuentas, como lo haces y lo que descubres ... A la vez que te descubres a ti mismo ... Un abrazo de luz
mmhr ha dicho que…
Me ha gustado mucho, el texto, y el café casi lo he saboreado. Te felicito, Carlos. Buen finde. Un abrazo.
Sara ha dicho que…
Gran genio mi amigo Carlos, siempre ahí atento, observador...y ese ojazo en tu taza de café...una maravilla de entrada.
Los últimos acontecimientos no me permiten estar por aquí con la frecuencia deseada, pero hoy que estoy super bien en casina y relajada me tomo el tiempo y he estado mirando todo, todo tu blog que tenía atrasado y ...una delicia, ya sabes que yo soy más de blog...que en facebook es todo como muy rápido, y aquí todo va muy despacito...para disfrutar.
Un abrazotedecisivo y este finde nos vemos.
fany sinrimas ha dicho que…
¡¡Fantástico!! Vuela tu imaginación sobre la espuma del café y aquella taza ya no es solo una taza, es un espacio mágico donde giran las figuras creadas por tu fantasía y el tomar un café -algo tan simple- se convierte en un número de magia.

Me ha encantado tu creatividad.

Un abrazo.