EL GLOTÓN
El día había amanecido fresco, la nieve volvía a cubrir las lejanas montañas y a pesar de estar muy avanzada la primavera el invierno había entrado insultantemente tratando de arrebatarnos el calor primaveral de los días pasados, la lluvia había danzado con la noche y negros nubarrones cubrían el cielo ocultando el sol.
Las flores golpeadas durante los días pasados por un intenso goteo de fría lluvia se habían replegado y ansiosas volvían a mostrar sus encantos a la espera de la aparición de un tímido rayo de sol, desesperadas ofrecían su polen y su olor.
De repente se escuchó un zumbido, pasó aleteando casi sin mirarlas, de repente su olor hizo que su aleteo se detuviese y atraído por su fuerte olor pego un giro y cayó en picado sobre ellas, tal vez pensó que había llegado al paraíso cuando se sumergió en un inmenso mundo de pequeñas flores.
El iba de la una a la otra, casi no se posaba y volvía a elevar el vuelo para posarse en otra, así una y otra vez, parecía no creerse su suerte, de repente en el cielo se escuchó un fuerte zumbido y en segundos cientos de pequeños glotones como él comenzaron a posarse en el Tajinaste azul.
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