MIS PASEOS POR SAN JUAN
Me encanta madrugar, madrugar para perderme conscientemente por los caminos, por aquellos viejos caminos que otrora recorrieron nuestros antepasados y que desde que han echo esos caminos de asfalto apenas se recorren y ahí quedan olvidados, anclados en el paso del tiempo, así fue un buen día que de amanecida me marche por el camino viejo de Abiegos desde el pueblo de San Juan. Camine un buen rato entre castaños, avellanos, hayas, robles y algún acebo hasta encontrarme con el arroyo, crecido, envalentonado, de aguas bravas que bajan avidamente en busca del Ponga y en el camino al poco me encuentro casas abandonadas, alguna cuadra, varias fuentes y un pequeño arroyo, los pájaros no se atreven aún a cantar del frío que han pasado en la noche cuando cruzo el río, primero lo vadeo, luego lo puenteo y me sitúo a la otra margen, con el Recuenco que me mira insolente, altivo, desafiante o eso creo, pero yo sigo avanzo hasta la última casa del camino, donde los cubiertos esperan en la mesa, la silla me desafía a sentarme y el tiempo sigue detenido, busco el sol, que no hay e inicio el regreso por el camino viejo que vuelve a San Juan.
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Besos
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